El pasado domingo, 16 de marzo, un grupo de personas nos fuimos de excursión
al “centro de nuestro árbol familiar”. Fue
un día fantástico en el que compartimos, como manada, el dolor y la injusticia
de muertes antes de hora. Mutamos este dolor en vida.
Después de haber realizado un
taller sobre el árbol familiar, decidimos hacer, envolviéndonos de naturaleza,
un acto simbólico sobre duelos que no se han podido resolver por ser demasiado
dolorosos, injustificados, traumáticos. Duelos por aquellas personas que se
fueron antes de acabar su proyecto de vida, haciendo que el duelo quedase
enquistado en uno mismo, en la familia de cada uno. Muchos bloqueos, incluso enfermedades, pueden
surgir por no haber realizado este acto de reconocimiento y amor.
Cada uno de los participantes,
desde nuestro espacio interior, nuestra meditación, nuestra soledad, nuestro inconsciente,
escuchándonos a nosotros mismos, redactamos unas líneas dedicadas a los seres
que perdimos.
La religión nos habla de
culpabilidad, de perdón. La naturaleza no nos dice nada de eso. Ella sólo
escucha y convierte algo muerto en vida. Nos llega mejor. En esa naturaleza nos
reunimos, amándola y ofreciéndonos a ella, y leímos nuestros escritos en voz
alta.
Lo curativo es escribirlo, leerlo en voz alta,
sentir del grupo su amor, su apoyo y su respeto, y sentir la mutación que hace
la madre naturaleza. Gracias a este pequeño clan, nos
sentimos arropados, queridos, respetados, en estos momentos tan duros.
Cantamos un bonito mantra. Posteriormente, quemamos nuestros escritos y llevamos sus cenizas a la madre tierra para que mutara el dolor en vida, en amor. Al paso de unas semanas nos reunimos el pasado domingo, 20 de abril, algunos de los que celebramos este acto. Hemos sido conscientes y hemos compartido los cambios que se han sucedido en nosotros y en nuestro entorno.
Cantamos un bonito mantra. Posteriormente, quemamos nuestros escritos y llevamos sus cenizas a la madre tierra para que mutara el dolor en vida, en amor. Al paso de unas semanas nos reunimos el pasado domingo, 20 de abril, algunos de los que celebramos este acto. Hemos sido conscientes y hemos compartido los cambios que se han sucedido en nosotros y en nuestro entorno.
Son muchos los cambios que se han producido en las vidas de los participantes de este taller a partir de la realización del mismo. Es una gran satisfacción comprobar que has mostrado una vía de liberación y sanación a las personas y que te responden con el logro de los objetivos de esta bonita, sencilla y reparadora labor.
Quiero seguir haciéndolo. Sé que
es liberador y mágico. La magia y la imaginación van directamente al
inconsciente mío y familiar.
Jodorowsky dice: "la palabra
no cura" La magia va directamente al cerebro inconsciente individual, familiar
… Todos estamos conectados. La magia cura. Nos ofrece solucionar el conflicto.
No me cabe duda de ello.
Mi más sincero agradecimiento a
todas las personas que formaron parte de este acontecimiento y han compartido
sus testimonios.